Quizás en algún momento hayas sentido curiosidad por el enfoque flipped classroom y con total seguridad te hayan asaltado las dos cuestiones con las que he titulado esta entrada. Por un lado, ¿cuándo debo hacerlo? y, por otro, ¿cómo debo llevarlo a cabo? La presencia y popularidad de esta apuesta metodológica es evidente no solo entre el profesorado que accede a formaciones tanto presenciales como online, sino también en el tráfico que genera en una búsqueda en la red, alcanzando más de 17000000 de resultados. Si profundizamos un poco más, un intento en Google Scholar nos arroja 48000 búsquedas al respecto. En este sentido, encontramos una amplia y variada oferta de recursos que se presta a dar respuesta a las demandas metodológicas de los docentes que la requieren.
En una de esas lecturas que tenía pendiente tras bucear en Google Scholar, me pareció muy interesante este meta-análisis en el que se desarrollan aspectos tan importantes; por un lado, como la convenencia o no de implantar la clase inversa en determinados contextos educativos (ya escribí al respecto en esta otra entrada) y, por otro, qué elementos contextuales o situaciones deben analizarse previamente a la decisión del docente o institución educativa en implantar flipped classroom en sus clases. En especial, se adelanta que invertir la clase no ha de ser mejor que otra metodología activa, ya que han de darse una serie de factores que afectan a diferentes entornos o contextos que están alrededor del elemento más importante de toda metodología activa: el estudiante. Hablamos, por lo tanto, de un estudio detallado y pormenorizado sobre los pilares en los que fundamenta la clase inversa.
En primer lugar, el estudio señala los tres componentes o elementos que han de darse para que el profesor pueda atender, orientar y acompañar a los aprendices durante la unidad, proyecto…etc en el que el flipped classroom está presente como metaestrategia (Jon Bergmann):
- Los estudiantes reciben la mayor parte del contenido fuera del espacio grupal.
- Los estudiantes interactuan con el material de trabajo y llevan a cabo un proceso de aprendizaje activo para desarrollar la habilidades cognitivas de orden superior de la taxonomía de Bloom.
- Finalmente, los estudiantes completan tareas competenciales relacionadas con lo trabajado en clase para así obtener una ganancia de aprendizaje sobre el objetivo propuesto.