El Aprendizaje Basado en Proyectos es una estupenda propuesta para trabajar metodologías activas junto con el Aprendizaje Inverso. El ABP aporta a los estudiantes la experiencia de aprender desde lo real, significativo y contextualizado. Además, les da la oportunidad de entender el aprendizaje no solo como una herramienta para obtener conocimiento, sino como una oportunidad para darle una justificación a ese conocimiento. En este sentido, tenemos la estupenda ocasión de diseñar fantásticas experiencias de aprendizaje en las que estén presentes contenidos, criterios y competencias clave, partiendo de un detallado diseño previo en el que tendrán cabida los elementos que componen la concreción curricular.
Por lo tanto, debemos aprovechar al máximo el tiempo de aula para que la transposición didáctica que hayamos diseñado sea lo más realista posible, lo más objetiva posible. Gracias al enfoque del aprendizaje inverso, los docentes podemos presentar la parte conceptual con anterioridad con la idea de profundizar sobre ello en el aula. Es ahí donde este enfoque realmente funciona: no solo para saber, sino para saber qué hacer con lo que se sabe. Opciones como el ABP y el aprendizaje cooperativo se presentan como perfectos aliados para que nuestro alumnado sea realmente protagonista de su aprendizaje. Así, podrán combinar escenarios, agrupamientos y evaluación; todo enmarcado dentro de una coherencia didáctica.
La lectura del libro «Project-based learning: an insanely simple guide» de Dan Jones junto con Jon Bergmann me ha inspirado para trasladar al aula una de sus propuestas que aparece en el capítulo sexto: el taller de diseño. Tal y como el autor introduce en dicha sección, está inspirado en el trabajo de la D-School de la Universidad de Stanford y la institución Design Thinking for Educators. Dan Jones parte de una precisa temporalización a la que los estudiantes deben adaptarse en periodos de uno, tres, cinco o siete minutos. Además, el alumnado trabajará en diferentes agrupamientos: individual, en parejas y en grupos de cuatro. Es aquí donde el aprendizaje cooperativo tiene mucha relevancia. Técnicas como el folio giratorio, la entrevista o 1, 2, 4, grupo de expertos, entre otras, pueden llevarse a cabo considerando el tiempo que el autor nos sugiere. Sin embargo, creo que podemos ser flexibles en función del grupo de trabajo, destrezas o contenidos que estemos llevando a cabo.
Además, los estudiantes pueden trabajar los contenidos presentados previamente mediante un vídeo, hiperdocumento o infografía como punto de partida para el desarrollo del taller de diseño. Todo comienza con una pregunta esencial en la que tienen que compartir información sobre lo aprendido previamente mediante una entrevista inicial. Será a partir de entonces cuando se trabajarán las siguientes fases: solucionar, resumir, compartir, semejanzas y diferencias, lluvia de ideas, clasificar, visualizar, diseñar, compartir y reflexionar. Podremos trabajar criterios de nuestras materias con la mente puesta en posibles productos finales que requieran el trabajo en equipo para compartir, contrastar, seleccionar y filtrar información tomando diversas fuentes de recursos en el aula. Con ello, los estudiantes podrán usar sus habilidades comunicativas para crear conexiones más eficaces en relación al contenido que se está trabajando.
A continuación podrás ver las distintas fases de un modo más detallado en la siguiente infografía que, espero, pueda inspirarte para trasladarlo a tus clases: