#RecomiendoLeer: «Claves para evaluar: guía práctica para docentes».

El proceso de evaluación ha sido ampliamente estudiado como algo fundamental para la mejora de la enseñanza y el aprendizaje. Autores como Black y Wiliam (1998) han evidenciado que una evaluación bien diseñada incide directamente en el progreso del alumnado, especialmente cuando se emplea desde un enfoque formativo. Además, la evaluación no debe limitarse a la medición del rendimiento, sino que debe servir como una oportunidad para el aprendizaje y la motivación del alumnado en avanzar hacia los objetivos. Para ello, la herramienta que nos permite comunicarle al alumnado cómo hacerlo es la retroalimentación con una poderosa influencia en el aprendizaje y en los logros del alumnado (Hattie & Timperley, 2007).

Pero en ocasiones, la evaluación suele estar relacionada con la calificación, cuando realmente son procesos totalmente distintos. El primero está centrado en la recogida de evidencias, posterior análisis y toma de decisiones hacia la mejora. En este sentido, hablamos de una evaluación para el aprendizaje y como aprendizaje. Pero, ¿cómo podemos hacerlo? ¿qué elementos o estrategias debemos tener en cuenta para ello? En definitiva, ¿cuál es nuestro punto de partida hacia una evaluación coherente, objetiva y hacia la mejora? ¿Cómo aterrizo la normativa vigente en materia de evaluación en mi aula?

El libro “Claves para evaluar: guía práctica para docentes” puede ser de gran ayuda para tal fin. Está escrito por Kike Guerrero y Eva Guerrero y publicado por Plataforma Educa. Los autores han estructurado la obra en 20 capítulos en los que abordan y concretan las siguientes temáticas: 

  • Marco normativo vigente en materia de evaluación.
  • Aclaración de términos, técnicas y procesos vinculados a la evaluación.
  • Diseño de una evaluación inclusiva.
  • Diferencia entre unidades didácticas, unidades de programación y situaciones de aprendizaje debidamente referenciadas a los textos normativos y analizadas por los autores.
  • La calificación: objetivos, justificación y momentos.
  • Promoción y titulación del alumnado de las diferentes etapas.
  • Información de la evaluación a alumnado y familias.

El libro incluye además dos capítulos centrados en el uso de la inteligencia artificial generativa en evaluación, así como la explicación detallada de cómo llevar a cabo el proceso de calificación con dos apps del cuaderno digital del profesorado: iDoceo y Additio. En ambos casos, el conocimiento de los procesos y elementos de la evaluación es esencial; de ahí vendrá la calidad tanto de los recursos generados tanto por la IA como por los cuadernos digitales de los docentes.

Me ha parecido muy acertada la idea de comenzar el libro con una definición de los términos de “evaluación” y “calificación” para pasar posteriormente a la justificación de la normativa vigente desde los Reales Decretos en las diferentes etapas: Educación Infantil, Educación Primaria, ESO y Bachillerato. Este primer capítulo justifica coherentemente el resto del libro con la aportación de cinco aspectos extraídos del análisis de dichos textos:

  1. El uso de instrumentos variados para la evaluación.
  2. Carácter de la evaluación en las diferentes etapas.
  3. Establecimiento de medidas de refuerzo educativo.
  4. Los elementos curriculares como referentes de la evaluación.
  5. La evaluación de la práctica de los docentes.

A continuación, se abordan los diferentes tipos de evaluación (diagnóstica, inicial, continua, formativa/formadora y sumativa) que se diferencian posteriormente de la evaluación frente a la evaluación curricular. Considero que uno de los capítulos relevantes del libro es el relacionado con la aclaración de los conceptos de herramientas, técnicas y evidencias o instrumentos. Si bien los autores advierten de la variedad de acepciones que nos podemos encontrar, se justifican las definiciones de dichos términos desde la propia normativa. A partir de la comprensión de ellos, podemos tener una idea más clara de qué tengo que evaluar (instrumentos o evidencias del alumnado referidos a criterios de evaluación), cómo he de hacerlo (técnicas: heteroevaluación, coevaluación o autoevaluación) y con qué (herramientas variadas: rúbricas, escalas o listas de cotejo).

Tras a lo anterior, se avanza hacia la definición y análisis de las competencias específicas, criterios de evaluación y su vinculación con los saberes básicos para la creación de las herramientas de evaluación desde los indicadores de logro. En este sentido y centrándonos en las herramientas de evaluación, destaco que los autores incidan en el hecho de que dichas herramientas estén basadas en los criterios de evaluación y los indicadores de logro extraídos de aquellos en lugar de los productos o tareas finales creados por el alumnado, como presentaciones, murales, vídeos…etc. En estos casos, nos estaríamos desviando del propósito de la evaluación tomando como indicadores ajenos al criterio o criterios de evaluación seleccionados.

Para ello y de modo relacionado, se ofrecen varias estrategias para llevar a cabo el proceso de evaluación explicadas con claridad y aportando ejemplos que ayudan mucho a comprenderlas: observación continuada, exit tickets o las preguntas bisagra. Así, se continúa con el capítulo relacionado con los instrumentos o evidencias que el alumnado trabajará y que usaremos para evaluar sus aprendizajes; se ofrecen diferentes opciones según a lo que hagan referencia: a pruebas orales, a pruebas escritas, a productos o a desempeños. Todo ello, debería estar enmarcado dentro de una planificación que se desarrolla y aclara excelentemente y que puede ser de gran ayuda a la hora de alinear todos los elementos hacia una evaluación auténtica.

En relación a la evaluación en entorno DUA y la atención a la diversidad, los autores dedican un enriquecedor capítulo para ayudar al lector en el diseño de una evaluación inclusiva desde la perspectiva del Diseño Universal para el Aprendizaje relacionándolos con la creación de los indicadores de logro para el diseño de actividades multinivel usando diferentes niveles taxonómicos de Bloom a partir de los criterios de evaluación elegidos. Para ello, se aporta un estupendo documento que incluye diferentes grados para trabajar los niveles cognitivos de Bloom y que es de utilidad para el diseño de actividades inclusivas.

Siguiendo la lógica estructura del libro y su paralelismo con los tipos de evaluación, la calificación se aborda desde la perspectiva de su justificación como reflexión sobre su finalidad. Así, se deja claro que “los instrumentos de evaluación son solo el medio que nosotros podemos usar para conocer el grado de consecución de los criterios”. En consecuencia, debemos partir, por un lado, de un conocimiento normativo en materia de evaluación y, por otro, de los elementos que forman parte de la evaluación auténtica para poder llegar a la calificación. Todo ello se va desglosando y aclarando desde el inicio del libro para, por un lado, informar tanto a alumnado como familias sobre el proceso y, por otro, ayudar a comprender realmente de dónde viene la calificación.

Como conclusión, “Claves para evaluar: Guía práctica para docentes” es un estupendo manual que recomiendo tener en nuestro desarrollo profesional docente, concretamente en materia de evaluación. El carácter divulgativo, riguroso y cercano de la lectura se complementa con valiosos recursos visuales y ejemplos a lo largo del libro que los autores ponen a disposición de los lectores para complementar el contenido de cada uno de los capítulos. 

TODAS LAS CATEGORÍAS

Más entradas