La integración de los dispositivos móviles en el ámbito educativo debe ir acompañada de un conjunto de estrategias que definan claramente los pasos a seguir a lo largo de proceso enseñanza-aprendizaje y que debe reflejarse en la hoja de ruta del centro en lo relacionado a las programaciones anuales de centro y las de los profesores. La lectura de este artículo me ha reafirmado mi convicción del potencial de las apps en el proceso de adquisición de competencias y habilidades mediante aprendizajes activos que apuesten por ubicar al alumnado en el centro de dichos procesos. O lo que es lo mismo: salir del pozo de las habilidades cognitivas de orden inferior y trasladar la responsabilidad del aprendizaje al alumnado para que adquieran y desarrollen las habilidades de orden superior. Llegados a estas líneas, ya sabemos de lo que hablamos: el modelo SMAR de Rubén Puentedura, que nos permite usar las apps adecuadas para que potenciemos la interacción e integración de las TIC en nuestros centros.