Los 5 pasos para el diseño de la enseñanza explícita

Como docentes, nuestra meta es lograr que cada estudiante llegue al máximo de los objetivos de aprendizaje que impartimos. Pero, ¿cómo podríamos diseñar nuestras clases para que esto fuese posible? La respuesta puede estar en la enseñanza explícita, una metodología respaldada por la investigación que organiza la enseñanza en una secuencia coherente y eficiente.

Dicho modelo, está basado en el trabajo de Anita Archer y Charles Hughes en su libro Explicit Instruction: Effective and Efficient Teaching. En esta entrada os comparto sus cinco fases esenciales para diseñar nuestras clases de modo que nos ayuden a lograr nuestros objetivos de aprendizaje implementando un modelo estructurado y referenciado. Veamos en qué consiste.

Fase 1. Inicio de la enseñanza explícita.

El inicio de la sesión es clave para nuestro propósito ya que debe estar diseñada para asegurar la atención de nuestro alumnado y así establecer un marco de referencia claro desde el principio. Por lo tanto, es esencial comenzar siempre con una rutina consistente para captar la atención de todos los estudiantes, eliminando distracciones antes de comenzar la clase. Después y una vez asegurada la concentración, debemos comunicar el objetivo de nuestra clase con claridad («Hoy vamos a aprender a diferenciar los diferentes modos de transmisión literaria»).

Además, en este paso deberíamos incluir un momento para valorar la importancia del objetivo a tratar a través de las «3 Ws» (why, when, where). Es decir, explicaremos por qué es importante, cuándo y dónde se utilizará para promover su motivación hacia el aprendizaje. Finalmente, y de forma crítica, es imprescindible revisar los conocimientos previos sobre la temática a trabajar. Este paso debe ser activo (una tarea rápida para todos los estudiantes a modo de, por ejemplo, una pregunta bisagra o estrategias de evocación) para verificar que nuestro alumnado domina los saberes o destrezas requeridos, evitando así que el nuevo contenido fracase por falta de cimientos.

Fases 2, 3 y 4: El cuerpo de la sesión.

El corazón de la enseñanza explícita es la transferencia gradual de responsabilidad a través de la secuencia «Yo lo hago» (I do it), «Nosotros lo hacemos» (We do it) y «Tú lo haces» (You do it). Esta progresión estructurada tiene como objetivo reducir la brecha entre la instrucción y el dominio, promoviendo altos niveles de éxito o de logro por parte de los estudiantes.

Fase 2: Modelado – «Yo lo hago» (I do it)

El modelado es el momento de «Mostrar y decir» (show and tell). Como docentes, realizaremos la tarea, mientras verbalizamos el proceso de pensamiento (think-aloud) que, como expertos en la materia, vamos tomando sobre la actividad o tarea que estamos haciendo. Para que esto sea efectivo, dicho modelado debe ser claro, consistente y conciso (las 3 C), en el que usaremos un lenguaje sencillo para que el alumnado pueda asimilar fácilmente. Después de una o dos demostraciones iniciales, se debe involucrar al alumnado pidiéndoles que nos «ayuden», respondiendo preguntas sobre los pasos que hemos estado llevando a cabo. Esto nos ayudará a mantener su atención y será la primera verificación de que la comprensión inicial se ha logrado.

Fase 3: Práctica guiada – «Nosotros lo hacemos» (We do it)

Aquí, los estudiantes llevarán a cabo la tarea propuesta con nuestro apoyo activo como docentes. Esta fase se caracteriza por el uso de andamiaje (scaffolding), que se proporciona a través de indicaciones que pueden ser verbales (tales como dirigir, preguntar o recordar al estudiante el siguiente paso) o visuales (listas de pasos). Es fundamental que comprobemos de cerca las respuestas de todos los estudiantes para proporcionar feedback correctivo y sobre la tarea de modo inmediato. Posteriormente dichas indicaciones deberán retirarse gradualmente (fading) a medida de que el estudiante demuestra precisión en el desempeño requerido. La decisión de avanzar o de aumentar el andamiaje siempre se basa en el rendimiento que estemos observando: evaluación para el aprendizaje.

Fase 4: Práctica independiente – «Tú lo haces» (You do it)

Esta fase de práctica sin indicaciones es la prueba inicial de independencia del estudiante en su trabajo, realizada mientras todavía está bajo la supervisión directa del docente. En este paso, se recomienda que el estudiante complete las tareas siguiendo un orden lógico, permitiendo una revisión inmediata después de cada respuesta. En este sentido, una lista cotejo con claros indicadores de logro o una base de orientación pueden ser de utilidad en este punto. El objetivo es, por tanto, confirmar que el estudiante puede realizar la habilidad con altos niveles de precisión (generalmente, al menos el 80% o más) antes de pasar a la práctica completamente independiente, evitando así que se automaticen o repitan errores.

Fase 5: Cierre de la sesión explícita.

El cierre es una fase breve y, al mismo tiempo, muy importante. Consiste en una revisión crítica del contenido u objetivos trabajados, donde pediremos a los estudiantes que reflexionen sobre los pasos que han llevado a cabo o la importancia de la destreza o habilidad que han adquirido. A continuación, como docentes, pasaremos a anticipar el contenido de la siguiente clase, conectando el aprendizaje de ese momento con el próximo. Finalmente, asignaremos un trabajo independiente (tarea o trabajo en clase) según consideremos. En este sentido, es muy importante que esta práctica independiente solo se asigne si la Fase 4 ha confirmado que el estudiante ha alcanzado la precisión necesaria y requerida, garantizando que practiquen el éxito y no el error.

En resumen, la enseñanza explícita nos proporciona una estrategia clara: desde la preparación de los objetivos (fase 1), pasando por la transferencia estructurada del conocimiento (fases 2, 3 y 4), hasta la consolidación del aprendizaje (fase 5). Os comparto la siguiente infografía en la que se puede observar todo el proceso descrito en la entrada de un modo visual.

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