Fundamentos y estrategias para un feedback escrito.

Tras leer «El Feedback en educación superior y profesional. Comprenderlo y hacerlo bien» de David Boud y Elizabeth Molloy, me han parecido interesantes algunos conceptos en lo que respecta al feedback por escrito. En esta entrada, me gustaría compartir dichas ideas sobre cómo podemos hacer que nuestro este tipo de feedback sea realmente efectivo en clase además de ofreceros algunas estrategias para poder implementarlas en clase.

El feedback por escrito es, en esencia, información sobre el desempeño de nuestros estudiantes en relación a unos objetivos que proporcionamos de forma escrita. Esto puede ocurrir a través de diferentes formatos: correos electrónicos, comentarios analógicos o digitales, anotaciones en trabajos e incluso a través de formularios enriquecidos con retroalimentación tanto sobre lo correcto como incorrecto. También podríamos incluir ejemplos o modelos de cómo se debería haber realizado una tarea en concreto o adelantar posibles errores (pre-emptive feedback).

Es innegable que el feedback por escrito juega un papel crucial en el proceso de evaluación. Sin embargo, a menudo se convierte en una comunicación unidireccional, donde los estudiantes no tienen la oportunidad de responder o dialogar con el docente al respecto. Esto contrasta fuertemente con la propia naturaleza y finalidad del feedback como un proceso dialógico y hacia la mejora. Hablaríamos entonces de información y no de retroalimentación.

¿Cuándo no debemos dar feedback por escrito?

Si bien el feedback por escrito es una herramienta importante en el proceso de evaluación, existen situaciones específicas en las que su uso puede no ser el más apropiado e incluso puede obstaculizar el proceso de aprendizaje hacia los objetivos propuestos. Es importante que, como docentes, conozcamos estas situaciones para así poder elegir estrategias de feedback más efectivas en este contexto.

  1. Aprendizaje de tareas complejas y de alta demanda cognitiva.

Cuando los estudiantes se enfrentan al aprendizaje de tareas complejas, ya sea en simulaciones o en situaciones reales, y estas tareas exigen una alta carga cognitiva, el feedback por escrito puede quedarse corto. En estos casos, nuestro alumnado está lidiando con una gran cantidad de información y procesos mentales, y la inmediatez del feedback se vuelve esencial.

  1. Situaciones de acción inmediata.

En contextos de inmediatez, donde las decisiones deben tomarse rápidamente, el feedback por escrito se vuelve aún menos práctico. La retroalimentación inmediata, ya sea de forma oral o mediante respuestas automatizadas, es crucial para fomentar o desalentar acciones específicas en el momento.

  • Ejemplo: Durante la redacción de un texto expositivo, detenerse para redactar el desempeño (estructura o vocabulario) es ineficiente e interrumpe el flujo creativo. En su lugar, en una lluvia de ideas o debate, la retroalimentación verbal inmediata es crucial para construir conocimiento a nivel grupal.
  1. Actividades simuladas, especialmente en equipo.

Las actividades simuladas, especialmente aquellas que involucran trabajo en equipo, a menudo requieren ajustes rápidos en el desarrollo de la acción. El feedback visual o auditivo, o incluso afirmaciones simples y directas, pueden ser mucho más efectivos que esperar a una retroalimentación escrita.

  • La importancia de la inmediatez: En un trabajo o actividad en equipo, donde las acciones de un estudiante afectan a otros, la información debe ser asimilada y aplicada sin demora. El feedback por escrito puede retrasar este proceso, disminuyendo la capacidad del equipo para adaptarse y tener éxito.
  1. Aprendizaje de habilidades psicomotoras.

El desarrollo de habilidades psicomotoras se basa en la práctica y la corrección inmediata. En estas situaciones, el feedback oral y en el momento es fundamental para guiar al estudiante y ayudarlo a internalizar los movimientos correctos. 

  • ¿Por qué el feedback inmediato es clave? En clase de Dibujo o Plástica, mientras un estudiante practica el trazo de líneas o la mezcla de colores…etc. la corrección inmediata del docente resulta más efectiva que una retroalimentación escrita posterior a la sesión.

¿Cómo dar y no dar feedback por escrito?

Os dejo algunas pautas u orientaciones sobre cómo dar feedback por escrito de manera efectiva en clase:

  • Evitar el «vocabulario concluyente»: No utilices términos vagos como «bueno» o «malo» sin explicar por qué. En su lugar, debemos ser específicos y constructivos.
  • Fomentar el desarrollo del estudiante: El feedback debe nutrir y apoyar el aprendizaje. Comienza por reconocer los logros del estudiante y ofrece sugerencias para mejorar de un modo asertivo.
  • Ser consciente de nuestras propias limitaciones: A veces, los profesores no somos tan buenos como creemos al dar feedback. Es importante ser reflexivo y buscar formas de mejorar.
  • Considerar las necesidades de los estudiantes: Lo que los estudiantes quieren no siempre es lo que necesitan. Fomenta el diálogo y la autoevaluación para que puedan desarrollar su propio juicio crítico desde una retroalimentación clara, específica (ten como referencia a los indicadores de logro de la actividad) y que provoque una acción.

Una forma para poder conseguirlo es estructurar nuestro feedback de manera clara y concisa, centrándonos en las áreas clave que necesitan revisión o mejora. En lugar de hacer anotaciones de todo tipo y que apenas tendrán impacto en el aprendizaje de los estudiantes, una buena idea puede ser usar estrategias que enfoquen la atención en los aspectos más importantes para que el alumno se centre en ellos. Algunas propuestas para ello pueden ser (Morrison McGill, 2024):

  • KFC (Keep, Flip, Change) nos invita a identificar primero lo que está bien hecho y debe mantenerse (Keep), luego lo que necesita o ajustes para mejorarlo (Flip, y finalmente lo que no funciona y debe ser corregido (Change). Esto le da al alumno un mapa claro de qué mantener, qué modificar y qué cambiar, haciendo el feedback más directo y provocando una acción. 
  • «Caja Naranja«: consiste en una técnica de feedback escrito eficaz que se centra en el desarrollo de la tarea. Para ello, señalaremos un área específica del trabajo, precisaremos el punto o área clave, guiaremos hacia el avance con observaciones o preguntas, e invitaremos a la autoevaluación para fortalecer el análisis del estudiante.
  • “Tackling the tricky bits» (Abordar las partes complicadas): Esta estrategia se centra en ayudar a los estudiantes a superar sus mayores dificultades. Se centra en identificar problemas, dar feedback claro con ejemplos (como diferenciar «por lo tanto» de «sin embargo»), proponer soluciones prácticas (sugerir practicar conectores), y pedir al alumno que corrija y reflexione sobre su aprendizaje comparando su trabajo antes y después.

Estas estructuras facilitan la comprensión y el valor del feedback para el estudiante, a la vez que nos permiten ser más específicos y eficaces al redactarlo, dirigiéndolo claramente hacia la mejora. Al centrarnos en áreas fundamentales y proponer acciones concretas, optimizamos nuestro tiempo sin disminuir la calidad de la retroalimentación. 

Para ello, es esencial buscar tiempo por lo que debemos tener en cuenta en nuestra planificación la estrategia DIRT (Dedicated Improvement and Reflection Time) para maximizar el impacto del feedback escrito, transformándolo en una herramienta de aprendizaje activo. Nos permitirá aplicar estrategias específicas de feedback como las comentadas anteriormente, fomentando la reflexión y la autoevaluación. DIRT también puede ayudarnos a abordar dificultades concretas para cerrar el ciclo del feedback, convirtiéndolo en un proceso de desarrollo continuo. Su implementación efectiva, como comentaba antes, requiere planificarlo con antelación, para ofrecer apoyo al estudiante y realizar seguimiento del progreso.

En definitiva, el feedback por escrito puede ser una herramienta útil, pero debemos usarla correctamente. Integrando estrategias que lo hacen posible y planificar momentos para ello, podremos ayudar a nuestros estudiantes a alcanzar su máximo desempeño en las tareas que estén desarrollando.

Fuentes:

  • Boud, David y Molloy, Elizabeth (coords) (2015) «El feedback en educación superior y profesional. Comprenderlo y hacerlo bien». Narcea.
  • Morrison McGill, Ross (2024). «The Teacher Toolkit Guide to Feedback. Turning Theory into Practice». Bloomsbury.

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