En esta entrada de hace unos meses reflexionaba acerca de la necesidad cada vez más incipiente de apostar por una formación en competencia digital tanto de los docentes como de los alumnos para asegurarnos la aplicación y posterior desarrollo de las metodologías activas de un modo fiable y exitoso. Aún así, la escuela actual sigue estando muy alejada de la realidad social en pleno XXI; una realidad incontestable en la que la masiva presencia de dispositivos móviles no solo está cambiando el modo en el que vivimos, sino también el modo en el que nos relacionamos, el modo en el que compramos y, como no, el modo en el que aprendemos. No deja de sorprenderme como ha cambiado el ecosistema de relaciones interpersonales y de la facilidad como todos hemos asimilado el uso de distintas apps en nuestra vida laboral, de ocio, personal…etc. Y eso tiene un efecto inversamente proporcional al que se le da en las aulas de nuestro país. No obstante, estaríamos hablando de un enfoque o cambio metodológico, que no tanto de herramientas, aunque estén intrínsecamente relacionadas entre sí.
Y es algo que no podemos obviar. Ni mirar hacia otro lado, pensando que esto no va conmigo y que el tsunami que cambiará no solo el modo en el que hemos entendido la escuela hasta ahora, sino los espacios en donde se desarrollarán los aprendizajes ya no serán los mismos. No volverán a ser los mismos. Y todo ello me recuerda a la cita de Javier Tourón, Raúl Santiago y Alicia Díez en la que afirman categóricamente que «la escuela actual tiene fecha de caducidad. De hecho, ya está caducada». Debemos reflexionar sobre el concepto de escuela: ¿es el lugar de aprendizaje o es un lugar en el que adquirimos competencias? Pienso que los aprendizajes formales o curriculares están siendo reemplazados, redefinidos en un momento en el que la sociedad está conectada permanentemente. Es desde ese habitáculo de cuatro paredes aisladas que llamamos aula desde donde debe empezar todo. Ser reflejo de todo. Serlo todo.
Pero, ¿qué es lo que ha ocurrido realmente? Según Cisco, desde el año 2000, el número de usuarios de dispositivos móviles se ha quintuplicado. Se estima que para el año 2020, habrá unos 5.5 billones de usuarios que representará el 70% de la población en nuestro planeta. Para el mismo año, 2020, 26.3 billones de dispositivos estarán conectados a la red a nivel mundial al igual que el tipo de conexiones mejorará tanto en calidad como en fiabilidad. ¿Seguiremos cerrando a cal y canto las puertas de nuestras aulas? ¿Seguiremos desconectando a nuestros alumnos de su realidad, de su generación, de su futuro? Así las cosas, ya son muchas las instituciones educativas (los más recientes como el posgrado universitario en Experto en Innovación Educativa de Maecenas Educación o el Experto Universitario en Flipped Classroom de la UNIR) quienes, aprovechando las ventajas del Mobile Learning e E-Learning, ya diseñan sus cursos orientados tanto a la ubicuidad como a la accesibilidad de la información por parte de los aprendices.
Finalmente, considero que las instituciones educativas de todos los niveles han de considerar que las ventajas de la implantación del aprendizaje móvil (Mobile Learning) son enormes; no son solo tecnológicas, sino también han de ser eminentemente metodológicas. Para tal fin, los contenidos teóricos o esenciales pueden alojarse en repositorios o MLS para el desarrollo de actividades dentro del aula y optimizar dicho tiempo con los alumnos. Recuperando una cita de Francisco Mora: «Más valen 50 vídeos de 10 minutos, que 10 vídeos de cincuenta minutos«, debido al mayor nivel de motivación y retención del contenido por parte de los estudiantes.
Las ventajas del aprendizaje móvil (ubicuidad y flexibilidad en el aprendizaje, mayores niveles de retención, existencia de comunidades de aprendizaje, productos digitales reales y cercanos al alumnado o herramientas de gestión como Google Classroom) han de ser tenidas muy en cuenta por los responsables educativos a la hora de mantenerse ajenos a la realidad o dirigirse hacia la puerta de sus aulas y abrirlas al mundo.