Raúl Santiago y Jon Bergmann han publicado recientemente “Aprender al revés” (Paidós Educación); una obra en la que presentan el enfoque del aprendizaje inverso y su aplicación junto con metodologías activas en el aula, que describen y justifican detenidamente. Tras el prólogo por parte de Eric Mazur, los autores profundizan a lo largo de 227 páginas divididas en 10 capítulos, entre otros, sobre la complejidad de desarrollar procesos de enseñanza-aprendizaje basados en metodologías activas, cómo optimizar nuestro tiempo en el espacio grupal o conocer consejos de varios docentes que ya aplican el aprendizaje inverso en sus clases. Comenzamos la lectura del libro, conociendo las experiencias profesionales de los autores en las que comparten sensaciones, experiencias y ejemplos puntuales sobre cómo les hicieron replantearse sendas metodologías.
En líneas generales, aspectos cómo a qué dedicamos principalmente el tiempo de clase, la revisión del currículo o las herramientas de evaluación ocupan las primeras líneas del libro que nos animan a plantearnos otras formas, otras propuestas para llegar a las metodologías activas desde lo micro a lo macro teniendo en cuenta aspectos tan importantes como la personalización, la preparación futura o la importancia de una buena pedagogía y didáctica con las que basar nuestra estrategia docente.