La apuesta por la aplicación y desarrollo del enfoque pedagógico de la clase inversa lleva consigo una serie de decisiones que no solo afectan a la didáctica del contenido per se, sino que además supone una alteración del concepto de enseñanza, pasando de la transmisión directa como epicentro metodológico a un docente no solo capacitado conceptualmente, sino que además se le requieren competencias de creación, selección, curación y colaboración que redundará en el enriquecimiento del aprendizaje de sus alumnos.
El Proyecto para la Incorporación de la Clase Inversa (PICI) es la base del libro “Diseño y aplicación de la flipped classroom” (Editorial Graó), coordinado por Miguel Ángel Prats, Jordi Simon y Elena Sofía Ojando, en donde se aportan experiencias de aula tanto de Educación Primaria como Universitaria, acercadas al lector gracias al trabajo de Xavier Ávila, Núria Cervera, Carolina de Gritos, Eva Martínez, Antoni Miralpeix, Anna Pérez y Bernadette Perdigués. El prólogo ha sido desarrollado por Miquel Martínez, quien da una argumentada justificación de que flipped classroom puede contribuir al desarrollo de un aprendizaje de calidad. Todos ellos presentan sus aportaciones siguiendo un modelo homogéneo de creación, teniendo como siempre como referente el soporte didáctico y pedagógico de la taxonomía de Bloom que se presenta para justificar las distintas tareas o actividades trabajadas en el aula.