A veces caemos en la idea equivocada en que el pensamiento crítico está reservado para los estudiantes de etapas superiores, por lo que debemos promover dinámicas que potencien no solo dichas habilidades, sino cambién otras muchas que desarrollen capacidades de creación y de descubrimiento en el entorno escolar para después ser trasladado a la vida real y diaria de nuestros estudiantes. Mucho de lo comentado anteriormente tiene que ver con la elaboración de contenidos que enriquezcan dichos procesos, que los motiven, en definitiva, que los contextualicen.
La llegada de la web 2.0 y la transición de consumidores a creadores de contenidos respecto a alumnos como de profesores han abierto un abanico de herramientas de edición, creación y difusión que permiten dar rienda suelta a las habilidades creativas dentro del entorno escolar. En este sentido, siempre he defendido y apoyado el uso de los dispositivos móviles en el aula ya que nos abren una gran cantidad de opciones en las que potenciar y mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Y esto, hasta ahora, no había sido posible.